Los albergues para migrantes sin ánimo de lucro de la ciudad de Tijuana, México, justo al sur de San Diego, están sufriendo un aumento alarmante de ataques. La frecuencia de las amenazas y hostilidades en los últimos cuatro meses suscita serias preocupaciones sobre la seguridad de los migrantes y del personal de los albergues en una ciudad que experimenta altos niveles de violencia. Mientras las autoridades estadounidenses aconsejan a sus ciudadanos que reconsideren sus viajes al estado, están enviando a cientas de personas a Tijuana -muchas de ellas no mexicanas- cada día.
La naturaleza del trabajo de los albergues los hace vulnerables a la delincuencia organizada, frecuentemente habilitada por la corrupción oficial, que se beneficiaría de traficar migrantes, como los que se encuentran tras las puertas de los albergues. En los últimos meses se ha producido lo que parece ser un fuerte aumento de la violencia y las amenazas de violencia contra los albergues para migrantes de Tijuana, con escasa o nula respuesta de protección por parte de las autoridades locales.
Una lista no exhaustiva de incidentes violentos ocurridos en los últimos cuatro meses incluye:
– El ejemplo más reciente, señalado en las noticias locales, fue un ataque el 25 de enero contra el refugio Embajadores de Jesús, en el sur de la ciudad. Un individuo armado abrió fuego contra el albergue desde el exterior. No hubo heridos, pero traumatizó a los cientos de migrantes que se encontraban dentro, muchos de ellos víctimas de la violencia en sus comunidades de origen.
– A principios de enero, individuos no identificados amenazaron con quemar el albergue Assabil, que abrió sus puertas a mediados de 2022 para acoger a migrantes musulmanes. Dos días después, unos asaltantes dispararon contra la fachada del albergue y dejaron una nota con la inscripción «CJNG», las iniciales del Cartel de Jalisco Nueva Generación.
– En diciembre, cientos de migrantes del albergue Ágape, en el sur de Tijuana, realizaron una protesta frente al cuartel general del Ejército en la ciudad, exigiendo que las autoridades mexicanas les proporcionaran protección.La protesta se produjo después de que hombres armados amenazaron a los migrantes y al personal del albergue apuntándoles con armas desde tejados cercanos.
– El mismo refugio sufrió un ataque tres meses antes, en septiembre de 2022. Asaltantes desconocidos dispararon a través de las ventanas del refugio mientras mujeres y niños dormían dentro, informó Telemundo. No hubo heridos, pero varias mujeres migrantes pidieron al Presidente Biden refugio para sus hijos, que permanecían varados en Tijuana por los bloqueos estadounidenses al asilo. En mayo, una bala perdida procedente de un tiroteo cercano hirió a una mujer en el mismo refugio. No era la primera vez que la violencia circundante afectaba al refugio.
– El albergue Embajada Migrante, situado en el Pacífico, cerca del muro fronterizo, se vio obligado a cerrar en noviembre después de que un grupo criminal armado asaltara sus instalaciones, amenazara a los migrantes y les exigiera el pago de 200 dólares de extorsión.
– En septiembre, los albergues Movimiento Juventud 2000 A.C. y Ágape denunciaron haber recibido amenazas de incendiar sus instalaciones si seguían dando refugio a migrantes.
Estos incidentes apuntan a un patrón creciente en un contexto de intensificación de las disputas del crimen organizado en Tijuana, una ciudad de 2 millones de habitantes que registró más de 2.000 homicidios el año pasado. (En comparación, la ciudad de Nueva York, con cuatro veces más habitantes, registró 433 homicidios en 2022).
Tijuana tiene la mayor comunidad de albergues para migrantes de la frontera entre Estados Unidos y México: había aproximadamente 37 en la ciudad cuando WOLA visitó en mayo de 2022. Los refugios más antiguos, establecidos en la década de 1980, originalmente ofrecían estancias breves a adultos mexicanos deportados de Estados Unidos, o a migrantes mexicanos hacia el norte que huían de sus comunidades de origen. A medida que la población migrante cambió en la década de 2010, los refugios comenzaron a acoger a muchos más migrantes no mexicanos, incluidas familias y miembros de la comunidad LGBTQ, procedentes de docenas de países.
En los últimos años, la población de los albergues de Tijuana aumentó al acoger a migrantes solicitantes de asilo que necesitaban estancias prolongadas: los que se veían obligados a añadir sus nombres a las «listas de espera» para solicitar asilo en Estados Unidos, y los que eran devueltos a Tijuana por el programa del gobierno estadounidense «Permanecer en México» y la política de expulsiones por pandemia del Título 42.
Las autoridades de Baja California y Tijuana afirman que los fiscales e investigadores del gobierno estatal no pueden seguir adelante con las investigaciones si los refugios no presentan una denuncia formal. Es comprensible que los refugios sean reacios a presentar una denuncia formal, lo que podría empeorar el clima de amenaza en el que operan. Pero esa reticencia no puede ser un pretexto para la impunidad. Las autoridades de todos los niveles -gobierno federal de México, dependencias estatales de Baja California, dependencias municipales de Tijuana- deben ser proactivas para garantizar la seguridad de los albergues. Con o sin denuncia formal, deben proteger las instalaciones, y a su población vulnerable, de nuevos ataques, e investigar y hacer rendir cuentas a los responsables.
Las autoridades estadounidenses también deben tener en cuenta la situación de seguridad de los albergues.Sólo entre octubre y diciembre, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) utilizó el Título 42 para expulsar a 24.320 migrantes a Tijuana, procedentes de 16 países. Las estadísticas del gobierno mexicano muestran que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) deportaron a otros 23,855 migrantes mexicanos a Tijuana durante esos mismos tres meses. Mientras tanto, en noviembre de 2022, el Centro Strauss de la Universidad de Texas informó de que unos 23.000 migrantes esperan en Tijuana la oportunidad de presentarse en el puerto de entrada de San Diego para solicitar asilo.
En este contexto, las autoridades mexicanas de Tijuana deben mejorar la protección de los albergues para migrantes de la ciudad e investigar y hacer rendir cuentas a los responsables de la actual oleada de amenazas. Simultáneamente, la administración Biden debe poner fin a las políticas que siguen restringiendo el acceso al asilo en la frontera, lo que está empeorando el peligro al que se enfrentan los migrantes en Tijuana y otras ciudades fronterizas mexicanas. Puede empezar por poner fin a su aplicación ampliada del Título 42.